Seguridad y Tránsito

a) Panorama actual

La seguridad pública, como una de las funciones básicas del estado, permite que la sociedad ejerza sus libertades dentro de los causes del derecho. Más importante aún, eleva los factores de competitividad y productividad de una economía que contribuye a la promoción de desarrollo sociocultural de las personas e inhibe el sentimiento generalizado de impotencia ante los actos delictivos.

La inseguridad, por el contrario, es un problema que lastima la vida de las personas, destruye la tranquilidad y altera la paz pública.

En el municipio de Tulancingo de Bravo, al igual que en el resto del país, la ola de inseguridad ha violentado el Estado de Derecho. No obstante, a las medidas tomadas por el Gobierno Federal los municipios se ven seriamente afectados debido a que no se cuentan con un cuerpo policiaco debidamente preparado, con equipamiento adecuado como: patrullas, armas y equipo de defensa entre otros.

En los últimos dos años el robo en sus distintas modalidades es el delito más frecuente en el municipio, seguido de lesiones y daño en la propiedad. Sin embargo, el delito de robo en casa habitación se ha convertido en el principal ilícito a combatir por las autoridades policiales y de procuración de justicia.

En México, la ley general de Protección Civil publicada en el Diario Oficial de la Federación el 12 de mayo del año 2000, la define como: “conjunto de disposiciones, medidas y acciones destinadas a la prevención, auxilio y recuperación de la población ante la eventualidad de un desastre”.

De igual forma se concibe como: el cumplimiento de algunas o de todas las tareas humanitarias destinadas a proteger a la población contra los peligros de las hostilidades y de las catástrofes; ayudándola a recuperarse de sus efectos inmediatos, así como a facilitar las condiciones necesarias para su supervivencia.

Por sus condiciones geográficas Tulancingo de Bravo es una ciudad (como cualquier otra localidad), vulnerable y está expuesta a diferentes sucesos naturales, llámense geológicos, meteorológicos y ambientales entre otros.

Ante estas eventualidades, lo único que se puede hacer es disminuir los riesgos con políticas que fomente la cultura de la prevención misma que permita proceder con oportunidad en situaciones de mediano y alto riesgo.

Para lograr esto, el municipio debe tener conocimiento e información de proyectos en materia urbana, que incluya la planeación y reglas de construcción, así como la capacitación de personal y organizaciones responsables.

No se puede olvidar que una población bien informada es capaz de actuar con seguridad y a tiempo ante cualquier situación de desastre.

El ayuntamiento debe prever de información, de proyectos a largo plazo en materia urbana, que incluya la planeación y las reglas de construcción y prevención de desastres.

El cambio climático es una constante, producto de los daños al ambiente, generando con ello una serie de desequilibrios ecológicos que incentivan los fenómenos naturales destructivos.

Ante esta situación, las inundaciones no son el único fenómeno que puede afectar el municipio. Debe considerarse los incendios, dígase forestales o de otra índole. Esto conlleva al ayuntamiento a responsabilizarse de no sólo prevenir y mantenerse atento, sino de formar y capacitar al personal y a las organizaciones responsables; así como de un sistema eficaz que de aviso e información oportuna a los ciudadanos.